RUMBO
A BUENAVENTURA, SAN CIPRIANO
Y PIANGUITA
Y llegó el día de
la salida de campo, Era un día frío, lluvioso, aunque eso no nos importaba
mucho, pues todos íbamos llenos de ánimo y entusiasmo, todos estábamos llenos
de expectativas, con respecto a todas las historias escuchadas del viaje y por
las vivencias que nos esperaban, salimos tipo siete de la mañana, empezamos con
la sesión de fotos y nos dirigimos a nuestra primera parada, en la Unión
(valle), para estirarnos un poco, para
entrar al baño, y para desayunar, nuestra segunda parada, fue en Buga donde
hicimos un recorrido desde donde nos dejó el bus, hasta la Iglesia, observando
las diferentes artesanías, la arquitectura del sitio, el turismo religioso, y pidiendo
uno que otro milagrito. De Buga continuamos nuestro viaje haciendo una tercera
parada en el lago Calima donde observamos el paisaje, tomamos fotos y
escuchamos una pequeña charla de parte de los profesores, luego nos dirigimos a
Córdoba donde cambiamos de medio de transporte, dejamos el bus para montarnos
en las tan nombradas “Brujitas”, a mi
parecer un medio de transporte único y genial, echo por necesidad, ya que es la
única forma de llegar a San Cipriano, pero que a su vez se convierte en un
atractivo del lugar.
Ya en San
Cipriano (corregimiento de Buenaventura, ubicado a 30 minutos de Córdoba), uno
de los principales destinos del viaje, nos estaban esperando para almorzar y
empezar a disfrutar de la gastronomía del lugar, aunque antes nos dieron
algunas indicaciones, repartieron las respectivas habitaciones y descargamos las maletas, el resto de tarde
la tuvimos para descansar un poco del viaje y recorrer el lugar, tomar más
fotos, en fin. En la noche nos dieron una charla sobre San Cipriano, su
historia y actualidad, al día siguiente después de desayunar empezamos la
caminata a las cascadas, observando la comunidad étnica, su cultura y
recorriendo la selva sub-andina, todo el día tuvimos la oportunidad de conocer
y apreciar este maravilloso corregimiento, y sus grandes paisajes, en la noche después de una rica cena, pasamos
un rato agradable en la discoteca y probamos bebidas típicas como el arrechón y
el viche, al otro día empezamos con una
charla, donde nos contaron mucho más sobre esta gran comunidad, alistamos
maleta nos despedimos y partimos nuevamente en las “Brujitas” hacia Córdoba,
para abordar el bus que nos llevaría a Buenaventura.
En el puerto de
Buenaventura, abordamos las lanchas rumbo a la Playa Pianguita, al llegar nos
repartieron las respectivas habitaciones, en este hotel eran apartamentos, en
la playa había un restaurante, el contratado y encargado de la comida de
nosotros, durante los días de estadía, la oferta gastronómica fue muy buena,
aunque a mí casi no me gusta el pescado todo estaba delicioso, en Pianguita
disfrutamos del mar, algunos jugaron voleibol, otros seguíamos tomando fotos,
en la noche hicimos una fogata al lado de la playa, al otro día hicimos un recorrido por toda la
playa, los manglares, disfrutamos un poco más del mar, almorzamos y partimos en
las lanchas de nuevo a Buenaventura.
En Buenaventura
nos dieron un poco de tiempo para hacer un recorrido por el malecón, y
disfrutar de las artesanías, la gastronomía, cultura y más, luego salimos de
regreso a Pereira, hicimos la que creíamos era la última parada, para entrar al
baño y para comer algo, ya que el camino era largo, pero en carretera tuvimos
que parar una vez más, ya que había un trancón por un accidente en la vía, y
terminamos llegando a la madrugada a Pereira.
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